Isótopos para combatir el cambio climático

Los efectos del cambio climático son visibles y tangibles en el deshielo de los glaciares, el aumento de las temperaturas, los fenómenos meteorológicos extremos, etc. afectando, de forma considerable, a nuestra vida actual y, con consecuencias aún impredecibles para el futuro.

Si bien estos efectos repercuten en el clima, los científicos coinciden en que la actividad humana es el principal motor del cambio climático con la quema de combustibles fósiles, el aclareo de las tierras de cultivo y de bosques, etc.

Hay que comprender que el clima de un lugar específico se define a partir de las condiciones meteorológicas medias registradas durante un periodo considerable mientras que por cambio climático se entienden las variaciones de esas pautas meteorológicas.

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) las concentraciones de gases de efecto invernadero habían alcanzado un máximo histórico en 2021. La concentración de dióxido de carbono fue de 415,7 partes por millón (ppm) en todo el mundo, aproximadamente un 50% por encima de los niveles preindustriales.

¿Cómo podemos combatir las emisiones de efecto invernadero de la forma más eficiente? La respuesta son los isótopos estables, formas no radiactivas de los átomos.

Para medir la cantidad y la proporción de isótopos en la materia se emplean técnicas nucleares y esta información, llamada “firma isotópica”, se puede utilizar para determinar su origen. La composición isotópica del dióxido de carbono en una muestra de aire es como un documento de identidad que revela si su procedencia es natural o industrial. Conociendo este dato, se puede actuar sobre el problema y evitar o reducir su emisión.

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