Los robots no le van a quitar el trabajo a los docentes, la inteligencia artificial va a estar de su lado

27/01/2020
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Entrevista al australiano Mark Sparvell, experto en educación de Microsoft

Mark Sparvell es un experto en educación y tecnología que trabaja en Microsoft desde 2013. Aún así, este australiano no tiene la intención de hablar (ni vender) las bondades de la tecnología. Todo lo contrario, la apoya y la considera fundamental para el aprendizaje (con recientes investigaciones que apoyan la mejora académica a través de la virtualización) pero, aún así, no deja de insistir en la importancia de la inteligencia emocional, así como el rol de los docentes incluso cuando parece que la tecnología los superará y serán reemplazados por robots.

«Los estudiantes no quieren que el aprendizaje sea automatizado. Quieren una conexión humana con un profesor que los conozca a ellos y al curriculum que enseñan. Los robots no le van a sacar el trabajo a los docentes. La inteligencia artificial va a trabajar con los profesores, a su lado, para personalizar el aprendizaje».

Microsoft ha transmitido este y otros mensajes, como la importancia del aprendizaje colaborativo e inmersivo, en el marco de BETT 2020, uno de los eventos más importantes en el panorama de la tecnología educativa, que patrocina y que ha tenido lugar en Londres desde el 22 hasta el próximo 25 de enero.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ya nadie duda de la importancia de la tecnología y de que ha llegado a nuestras vidas para quedarse. Al mismo tiempo, nos llevamos las manos a la cabeza cuando vemos la adicción que genera, sobre todo en la gente joven. ¿Tiene sentido que usemos la tecnología en el ámbito educativo cuando podría volverse potencialmente peligrosa?

Cuando pensamos en los alumnos y su aprendizaje, hay que tener en cuenta que no hay una agenda tecnológica, es una agenda que va más bien hacia hacerlos mejorar, una agenda que les los convierta en personas amables, creativas y curiosas. Pero una de las cosas que hay que reconocer es que con la tecnología muchos niños les dan sentido a sus vida y a través de ella contribuyen positivamente a su entorno. La pregunta que tenemos que hacernos respecto a los niños y el uso de la tecnología es y si están con ella están produciendo contenido o solo consumiendo. Cuando los estudiantes colaboran, cuando diseñan soluciones para problemas, cuando programan para lograr algo importante son productores de contenido, no consumidores.

¿Cómo podemos evitar que sean solo consumidores?

Esta pregunta me lleva a la importancia de la inteligencia emocional. Algo crítico para los alumnos es que sean hábiles para regularse a sí mismos, hábiles para ser conscientes de sí mismos, para reconocer fines positivos y conseguirlos, para manejar cualquier cosa que los distraiga. Tenemos límites de atención, todos nosotros, los niños también. Una de las habilidades que hemos aprendido a lo largo del tiempo es cómo enfocar nuestra atención, cómo ignorar las distracciones y centrarnos en lo importante. La tecnología puede distraer pero también puede ayudar a la concentración. Evitamos la distracción contando con profesores que entiendan el rol que la tecnología pueda jugar para apoyar el aprendizaje.

¿Los profesores tienen suficiente preparación para ello?

Los informes dicen que los profesores, especialmente los que recién empiezan, sienten que no están suficientemente preparados. Los profesores quieren usar la tecnología para el aprendizaje, para comprender información, resolver problemas, hacer que tenga sentido…pero ven que tiene problemas a veces. El entrenamiento de los profesores es muy importante.

Menciona la importancia de la inteligencia emocional. ¿Debería crearse una asignatura sobre habilidades emocionales o debería ser un contenido transversal que se tenga en cuenta en todo el currículo?

La investigación dice claramente que la enseñanza de la inteligencia emocional como algo separado no es eficiente. Algunos informes académicos señalan que el aprendizaje es una actividad social; los humanos están siempre aprendiendo juntos, es un acto social. Y eso significa que las emociones están ahí, los humanos son criaturas emocionales. La parte social y emocional del aprendizaje es crítica porque afecta a cómo pensamos, cómo nos concentramos y cómo nos motivamos para trabajar. El desafío para los profesores es ser hábiles para llevar eso al curriculum imparta la asignatura que imparta.

En el informe que hicimos, titulado, la «Clase de 2030», hallamos que los alumnos colocan las habilidades sociales y emocionales en el puesto cinco en cuanto a la aportación en los resultados academicos.

Le propongo un ejercicio de prospección ¿Cómo imagina que se impartirá conocimiento y cómo se aprenderá dentro de 50 años? ¿Tendremos robos en clase en lugar de profesores?

Lo que necesitamos es saber qué pasa hoy alrededor del globo. Vemos el crecimiento de una escuela híbrida, mezclada, en la que los estudiantes tienen acceso a las clases no solo físicas sino también online. El informe la «Clase de 2030», dice claramente que los estudiantes no quieren que el aprendizaje sea automatizado, que sea transmitido por un ordenador o un robot. Quieren una conexión humana con un profesor que los conozca a ellos y al curriculum que enseñan. Los robots no le van a sacar el trabajo a los docentes. Pero que vemos es que la inteligencia artificial va a trabajar con los profesores, a su lado, para personalizar el aprendizaje.

¿El uso de la tecnología puede motivar más a los alumnos? ¿Podría ser una herramienta para recudir los suspensos?

Una de las cosas que descubrimos con nuestros trabajos de investigación es que la tecnología puede proporcionar un aprendizaje totalmente inmersivo. De manera que ayuda a conectar los sentidos de los alumnos. Aquello que escuchan, que ven… si está virtualizado, si está aumentado o está en una pantalla, les permite conectar de forma mucho más profunda.

Una de las cosas que descubrimos con la investigación «New places and spaces for learning» es que los resultados del aprendizaje de los alumnos universitarios mejoran cuando dicho aprendizaje es virtual. Por ejemplo, si tuvieran que trabajar en 3D y, a la misma vez, tomar notas se volvería tediosos. Pero si la tecnología te da la posibilidad de mostrarte el mundo en 3D reduce la carga cognitiva y permite a los estudiantes enfocarse solo y exclusivamente en la manipulación en 3D.

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